Supongo que es común entre muchas parejas que cada que se acerca un cumpleaños tengan una conversación similar.
-Hey! va a ser tu cumple.
- Ah, sí verdad, ni me acordaba (sí, claro)
- Sí, ¿Qué vas a querer que te regale?
- No pues nada
- ¿Cómo que nada? Algo has de querer.
- Es que no sé
- Ándale, dime
- No, cómo te voy a decir qué quiero!
- ¿Porqué no?
- Por que le quita toda la emoción. Se supone que un regalo es una sorpresa, no una lista del mandado.
-Ahh. Bueno.
...
...
...
- Pero... ¿como qué se te antoja mas o menos?
- No, pues nada.
- ¿Cómo que nada? Algo has de querer.
................y así, hasta las nauseas..................
Este año, nada mas para variar un poco esto, decidi tomar otro camino más rápido.
-Hey! va a ser tu cumple.
- Ah, sí verdad, ni me acordaba (sí, claro)
- Sí, ¿Qué vas a querer que te regale?
- No pues.... una cámara.
- ...
- ¿Qué?
- ¿Es en serio?
- Sí, eso es lo que quiero.
- Ah...
- Si no la puedes comprar no importa, regalarme otra cosa. Pero me preguntaste qué quiero. Yo quiero una cámara.
- No, esta bien.... Hijuela, te consiento demasiado.
- Supongo.
- Oye pero, va a ser tu cumple.
- Ajá
- Qué vas a querer... ¿un regalo o una fiesta?
(Buen intento!!)
Después de darle [muchas] vueltas al asunto me fue prometida una cámara digital. Nunca he tenido una, así que estuve toda la semana imaginándome que fotos tomaría.
Es increíble la cantidad de cosas interesantes que pasan en la calle cuando no traes una cámara para capturarlas, aun mas cuando traes una cámara imaginaria.
Le tomaría una foto al tren cada que se me atraviesa, por lo menos.
Ahora ya tengo mi cámara, desde hace una semana.
No he tomado ni una foto.
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