jueves, 30 de julio de 2009

Ricardo

Ricardo a veces era como una pequeña partícula de polvo que no se logra meter al recogedor. Esa que mejor dejas ahí y pretendes que no existe.

Si alguien lo viera por la noche metiéndose a la cama con su pijama de puntos, pensaría que es un hombre ordinario. Un hombre ordinario que compraba pijamas horribles.

Así como la partícula de polvo, Ricardo era de mal gusto. Y así como sus infames pijamas, nadie se metería a la cama con él. De sus pijamas, como de Ricardo, muy poca gente estaba enterada en realidad.

Ricardo, partícula de polvo, nube en forma de nube. Para Ricardo, si el mundo fuera un pajar, él sería una segunda aguja que nadie mencionó. Y con esa idea se despertaba cada mañana, dentro de su pijama, esperando que alguien lo encontrara así como así y le revelara su propósito.

En la escala de grises que era el mundo en el que se desempeñaba profesionalmente, Ricardo era un gris claro. Llevaba muchos años en el mismo puesto, dentro de un cubículo minúsculo, en una empresa más bien gris oscura. Iba todos los días, contento, esperando que para la próxima semana ese asiento quedara vacio. Su optimismo, sin saberlo, era el culpable de que él siguiera ahí después de tantos recortes de personal.

Pasó muchas de sus horas de oficina entre papeles, sellos y breves descansos donde intentaba descubrir algún súper poder oculto en él. Ya había intentado detener el tiempo observando detenidamente su reloj de pulsera, correr más rápido que la luz hacia el enfriador de agua, leerle la mente a la muchacha de recepción.

Habría dado lo que fuera por descubrir que poseía aunque fuera la más inútil de las peculiaridades. Eso sí, nada muy obvio. Un sexto dedo quizás.

Eso sería agradable.

1 comentario:

A la grande le puse cuca dijo...

Considero que es peculiar , pasar desapercibido en el mundo actual..

Creo que deberia ser oficialmente un super poder, el logar realizar una rutina tan deprimente dia con dia..

Definitivamente, Ricardo debe aprender a supra-simplificar las cosas, y no esperar poder moverse a la velocidad de la luz...o tener un 6o dedo..aunque el 6o dedo siempre vendria bien.

Saludos.