lunes, 14 de septiembre de 2009

Dos tercios "señorita".

Entre muchas otras cosas, soy repartidora.

Es el trabajo ideal en verano cuando no tienes aire acondicionado y los carros tienden a descomponerse por la pura carrilla. El aire caliente en la cara, el tráfico y un sentimiento constante de que en cualquier momento te quedarás sin gasolina. Bellísimo, como de documental.

A veces también llevo a la niña, que se vaya ambientando.

Hay una casa a la que reparto cada dos o tres semanas. Ahí viven un hombre como de sesenta con una señora mas bien cuarentona. Son una pareja muy alegre, no están casados. Ella fue su secretaria hace muchos años hasta que se enamoraron. Asi que el hombre dejó a la esposa y los hijos para fugarse con ella. Típica historia.

La primera vez que fui a su casa me asusté un poco. Me abrieron la puerta muy amables, luego me hicieron pasar hasta la cocina y casi querían que les abriera el refrigerador y acomodara el interior para que hubiera espacio para el pastel que llevaba. Pero ya me acostumbré.

El verdadero problema es al momento de pagarme, porque puedo ver que la señora sufre de un dilema moral. Se dirige a su esposo con la manita estirada.

-"Amor, dame para pagarle a la... ¿seño--ra?"
Yo pienso Señorita!, pero sólo asiento con la cabeza.
Siempre me pregunta lo mismo. Y yo siempre me voy de ahí sin estar segura si debería estar indignada o qué.

Después de mucho pensarlo he llegado a la conclusión de que para llamar a una mujer Señora se deben tomar en cuenta tres posibles razones.
La religiosa, que a mi parecer es la razón oculta para que existan las dos siguientes, en la que desde el momento que dejas de ser virgen, pierdes el título de Srita.
La legal, que es cuando eres referida como Sra. en documentos legales al estar o haber estado casada en algún punto.
La social, en la que, por cuestiones de sentido común, al llegar a cierta edad dejas de ser llamada Srita. por la gente, sin importar que no cumplas con las dos primeras razones. [Tengo una tía de 78 años que insiste en ser llamada Señorita presumiendo, a quien se deje, que se conserva casta... tiene que ser verdad.]

Por mi parte cumplo con dos de tres razones para seguir siendo llamada Señorita, y creo que lo que me incomoda un poco es que la mujer sólo se haya fijado en la primera razón (aunque sea una razón muy notoria de 3 años que me llama Mamá) que es algo, pues, privada.

Yo podría decir que soy Señorita por mayoría. No es que sea dos tercios virgen ..(¿alguien dijo balconazo?).. En fin.

3 comentarios:

Genaro Rocha dijo...

Jaja yo por eso digo joven o muchacha o de plano señorita por defacto. Nadie se ofende cuando es llamada señorita, solo cuando les dices señora.

Ya ves la señorita Norma Guar**do jajaja, esa esta buena.

Genaro

Caty Rocha dijo...

jaja cuando termine la escuela voy a obligar a todos a que me llamen Licenciada... nada de Sra o Srita.. oh siii.

Miguel Lozano dijo...

El asunto es sencillo. Se supone que las señoritas se gradúan a Señoras cuando pierden la virginidad. Esto desde el oscurantismo y moralina del siglo XIX dónde la única vía para perderla era mediante el matrimonio, lo contrario significaba el exhilio social absoluto. ¡La infamia!

Eso facilita las cosas: Las solteras son señoritas, las casadas, señoras.

Obviamente, después de cierta edad, es inaceptable que una señorita siga soltera, por lo que se asume que después de los veintiquihubole ya son señoras. Solteras después de eso serían quedadas, ¿no? Sería más insultante seguirles diciendo señoritas todavía.

¡Viva el machismo!